martes, 23 de julio de 2013

La muñeca de mi hermana



La muñeca de mi hermana.

 (Por Kirsi Martínez)


Recuerdo muy bien el día en que papa Kiko trajo la primera muñeca en una caja grande de cartón envuelta en papel de mucho colores y atada en una cinta roja, aunque yo estaba entonces muy lejos de imaginar cuánto iba a cambiar todo como consecuencia de esa llegada inesperada de esa muñeca.

Aquel mismo día comenzaban nuestra vacaciones y mi hermana Raquel y yo teníamos planeadas un montón de cosas para hacer  en el verano, como, por ejemplo, la construcción de un refugio en la rama mas gruesa de la mata de jobo, la cacería de mariposas, la organización de nuestra colección de mariquitas y las practicas de béisbol en el patio de la casa, sin contar las ideas a la casa de la abuela Consuelo en las tardes de domingo. Ya nuestro vecinitos de enfrente se habían ido ya con su familia a pasar las vacaciones en el campo  y esto me dejaba a mi prima Esther  para mi sola durante todo el verano.

Raquel cumplía  ocho años el día en que papá llego a casa con el regalo, Mi hermana estaba excitadísima mientras desataba nerviosamente la cinta y rompía  el envoltura, yo me asomé por encima de su hombro  y observé cómo iba surgiendo de los papeles arrugados aquel adefesio ridículo vestido con un trajecito azul que le dejaba al aire una buena parte de las piernas y los brazos de goma.

 La cabeza era de un material duro y blando en el centro de la cara tenia una estúpida sonrisa petrificada de odié desde el primer momento.

Cuando Raquel sacó, la muñeca de la caja vi que sus ojos, provistos de negros y gruesas pestañas que parecían humanas, se abrían o cerraban según se la inclinaba hacia atrás o hacia delante y que aquella sincronizaba  al mismo tiempo que se tocaba.


Mi hermana recibió su regalo con un entusiasmo exagerado, brincó de alegría al comprobar el contenido del paquete y cuando termina de desempacarlo tomó la muñeca en brazos y salió corriendo hacia el patio.

En cambio yo, al momento de que mi inocente hermana dio la espalda para mostrar su horrible regalo, maquinaba como utilizaría la cabeza de esa muñeca para jugar béisbol con mis amigos José Carlos y Joshua, que esperaban por mí en horas de la tarde para formar un equipo.


Transcurrido tres semanas ya fue cediendo la obsesión de transportar la muñeca a todas partes de la casa y fue mas fácil para mi  raptar ese adefesio horrible para los fines de decapitarla y hacerla parte de mis pelotas de juego.


Inmediatamente mi hazaña fue descubierta, mi hermana Raquel rompió en llanto y activo la alarma de mis padres en búsqueda de  mi persona, trate de ocultar toda evidencia que me culpara de tan malévolo hecho , pero no Silvio de nada, fui castigada por tan horrible hecho, y me impusieron tener que hacer la casa por dos semanas y fregar los traste de la casa.

Sin embargo, entendí que no había hecho nada malo, puesto que solo quería tener la cabeza de esa muñeca como mi pelota favorita, son medir el dolor y el sentimiento que padecía mi hermana por la destrucción de su regalo de cumpleaños.

Pedí perdón a mi inocente hermana por sucumbir sus sueños de niña tierna y aflorar sueños míos.




Kirsi María Martínez
Matricula 20123-1443

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